miércoles, 15 de mayo de 2013

Cocina 101: Tortilla de patatas

La tortilla de patatas no es Operación Bikini, pero hay que saber hacerla. Obligatoria para picnics en el parque, bocatas en la playa o visitas inesperadas de domingo por la tarde y poca cosa en la nevera, la primera vez que hice una tortilla española estaba a 1.500 kilómetos de casa.

Irlanda, 1994: tenía 16 años, estaba pasando un mes de julio absolutamente genial y mis anfitriones me pidieron que cocinara algo típico español. ¿Paella, gazpacho, callos? La opción lógica era tortilla de patatas.

De la tortilla irlandesa no quedan pruebas gráficas; ésta es made in London en 2002
como parte de una cena internacional consistente en tortilla española, bramboraky checo,
un guiso de lentejas polaco cuyo nombre no recuerdo y strudel alemán.
Superligero ;) ¡Menos mal que allí se cena a las 6!

No conozco a nadie que considere que una tortilla de patatas hecha fuera de España le ha salido perfecta, pero vistos los obstáculos (aceite 'vegetal' en lugar de 'de oliva', huevos de pato y no de gallina, sartén raruna, pesada y poco apropiada) no fue mal. Gracias, por supuesto, a que llamé a mi madre vía EspañaDirecto y me dió unas instrucciones bastante parecidas a éstas:


Aviso: la letra de mi madre es un cóctel perfecto de colegio de monjas y escuela de Ingeniería.

Pues manos a la obra.

INGREDIENTES:
  • Patatas "para freír", en cantidad adecuada para la cantidad de comensales. En este caso (para dos personas), tres patatas de tamaño mediano.
  • Huevos en proporción a las patatas. He usado cuatro, porque eran huevos felices pero no demasiado grandes.
  • Aceite.
  • Sal.
PREPARACIÓN: 
  • Pelar, lavar y partir las patatas en láminas no demasiado finas (másomenos, que si la patata trasparenta suficiente para que se adivine el cuchillo al otro lado es que lo estoy haciendo bien). 
  • Salar y escurrir en un trapo de cocina (no es obligatorio, pero la receta de mi madre lo pone y tampoco cuesta nada).
  • Ir friendo en aceite muy caliente las patatas, de poquitas en poquitas, moviendolas con frecuencia hasta que viren ligeramente de color (igual yo me he pasado un poco). Escurrir.
    (Ojo, escurridor y plato han sido lavados entre el paso 1 y el 3)
  • Una vez fritas y escurridas, mezclar bien las patatas con los huevos batidos y ligeramente salados. 
  • Calentar la sartén con un poco de aceite -se puede aprovechar el de freir las patatas-. Verter la mezcla y dejar cuajar un rato.
  • Dar la vuelta con una tapadera de madera o un plato (a mí me gusta usar uno de Ikea que Lorzagirl se dejó en casa una vez que trajo tarta) y volver a poner en la sartén otro rato, el lado "blandito" para abajo. 
  • Dar la vuelta una vez más, para volver a cuajar el primer lado... y una última vez, ésta para dejarla ya definitivamente en el plato o fuente.
  • Mi madre, a pesar de ser una partidaria radical de la tortilla SIN cebolla, en un alarde de tolerancia incluye en su receta las instrucciones para hacerla CON. Básicamente: partir la cebolla en trozos pequeños y no en mucha cantidad ("es para dar sabor"); freírla junto a las patatas, o por separado e incorporarla a la mezcla con el huevo.
  • Comer.

Así de fácil tienes un estupendo menú de táper para comer en el trabajo. O la base de una renovada y forzosa dieta ecológico-campestre si la crisis en lugar de arreglarse acaba con la civilización como la conocemos y el modo de vida urbanita. O el aporte energético de su combinación hidratos-proteínas que puede salvarte la vida en caso de brote zombie. O una apuesta segura, si aspiras a ser estrella de Hollywood, para cuando te toque cocinarle a un famoso, que es algo que les pasa mucho allí a las españolas (o no).

Y además está buenísima. Queda inaugurado este blog.

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