lunes, 16 de febrero de 2015

Chipirones rellenos en su tinta

Un plato exquisito pero que requiere una limpieza exhaustiva del chipirón para que sea así. Yo lo hago en contadas ocasiones y siempre pienso que ha merecido la pena. También es cierto que es la forma de cocinar el chipirón que más me gusta. 

Ingredientes:

-   1 Kg de chipirones frescos
-   Tinta en la cantidad suficiente

Para el relleno:

-   2 ó 3 huevos duros
-   Jamón serrano
-   Las patitas del chipirón

Para la salsa:  

-   1 cebolla mediana
-   2 dientes de ajo 
-   1 tomate mediano
-   8 bolsistas de tinta 
-   1 vaso de vino blanco seco
-   Aceite de oliva virgen, sal, pimienta negra y sal

Preparación:

En primer lugar, hay que limpiar a fondo los chipirones. Se lavan bien por dentro y por fuera eliminando piel, la pluma y todo tipo de residuos propios de la alimentación del chipirón y se separan las patitas.




Antes de nada, preparáis la salsa de tinta, para lo cual ponéis a sofreir la cebolla, el ajo y el tomate,



El tomate lo peláis y le quitáis las semillas.




La tinta la disuelves en vino blanco y se la añades al sofrito.



Dejas que se haga a fuego lento, lo salpimentas y si es necesario añades algo de vino blanco.

Una vez hecha la salsa la trituras en la batidora y la reservas en el mismo recipiente que has utilizado para hacerla.



El relleno:

Se limpian bien y trocean las patitas de los chipirones.


Se parte el jamón en tiritas pequeñas.



El huevo duro lo partes en trocitos o lo rayas.

En una sartén sofríes ligeramente las patitas del chipirón y el jamón.



Añades el huevo y lo reservas para el relleno.













Se rellenan los chipirones.






Y se colocan sobre la salsa para que se cuezan.


Removiéndolos suavemente hasta que se hagan.


Y acompañados de arroz, listos para comer.



Por si os interesa:

Esto es un cepalópodo, como el chipirón, que no deja de ser un calamar pequeño.

Cefalópodo significa literalmente "cabeza con pies" y esa es su principal característica: una cabeza de la que salen tentáculos. La mayoría de los cefalópodos poseen un resto de la concha en su interior, por ejemplo la pluma del calamar o el jibión de la sepia.

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